CONTEXTUALIZACIÓN Y PARÁMETROS DE LA VÍCTIMA Y EL VICTIMARIO EN UNA RELACIÓN LABORAL TEMERARIA

CONTEXTUALIZACIÓN Y PARÁMETROS  DE LA VÍCTIMA Y EL VICTIMARIO EN UNA RELACIÓN LABORAL TEMERARIA.

CONTEXTUALIZATION AND PARAMETERS OF THE VICTIM AND THE VICTIMIZER IN A REMOTE EMPLOYMENT RELATIONSHIP.

 

                                                                                    Por Romano Paula Fabiana[1].

                                                                                                                                                                                                                                        

"En las sociedades de nuestro mundo occidental altamente industrializado, el lugar de trabajo constituye el último campo de batalla en el cual una persona puede matar a otra sin ningún riesgo de llegar a ser procesado"

Leymann, citado en Piñuel 2003, pag 25.

                                                                                                                                                                                                                                                            

 

I-INTRODUCCIÓN

          Como relato introductorio me voy a remitir a los perfiles del  acosador o victimario y la postura de la víctima., puesto que en una relación laboral los acosadores laborales responden con frecuencia al perfil de narcisistas patológicos, psicópatas (o sociópatas), personas con falta de empatía, que van a lo suyo, los típicos trepadores en el ámbito laboral. "No necesitan tener un motivo claro" para actuar de esa manera, es el mero objetivo de avanzar con el atropello sin medir consecuencias. Lo más frecuente se encuentra estos pecados capitales como "los celos o la envidia, no sólo centrada sobre los bienes materiales de la víctima, sino sobre sus cualidades personales positivas. Me refiero a las cualidades que reúne la víctima (inteligencia, talento, fortaleza, predisposición, brillo propio, éxito)y que el acosador por motivos de esas cualidades distintivas  no puede alcanzar. Desea esa cualidad innata de la víctima por cualquier medio.  También son habituales los ataques por motivos de odio hacia personas por motivos raciales, homosexuales o mujeres. En el caso de estas últimas, "pueden sufrir acoso sexual en sus puestos de trabajo".

         En cuanto al perfil de la víctima, nadie está a salvo de sufrir acoso en el trabajo, si bien se suele hablar de rasgos que prefieren los acosadores en los individuos que son objeto de sus ataques. Así, las personas acosadoras, que tienen generalmente un estilo agresivo, buscan víctimas con un estilo pasivo, ya que prefieren no tener que vérselas con trabajadores más asertivos que ponen límites y piden ayuda rápidamente. Saben que quienes cuentan con escasas habilidades sociales, son más sumisos y evitan los conflictos tienen más dificultades para pedir el auxilio de otras personas. Estas últimas son el blanco perfecto para el victimario, pudiendo avasallar impunemente su cometido.

         Otras características sustanciales de los sujetos que pueden padecer mobbing[2]: Son personas con un sentido elevado de la responsabilidad, brillantes en su área de trabajo, que presentan algunos rasgos de vulnerabilidad o que señalan o ponen en entredicho algunas normas.

PALABRAS CLAVES.

MOBBING, ACOSO, VICTIMA, VICTIMARIO, PERFILES SOBRESALIENTES, PECADO CAPITAL.

INTRODUCTION

         As an introductory story, I am going to refer to the profiles of the harasser or perpetrator and the position of the victim, since in a work relationship, workplace harassers frequently respond to the profile of pathological narcissists, psychopaths (or sociopaths), people with a lack of empathy, who go about their business, the typical climbers in the workplace. "They don't need to have a clear reason" to act that way, it is the mere objective of moving forward with the abuse without measuring the consequences. The most common are these capital sins such as "jealousy or envy, not only focused on the victim's material goods, but also on her positive personal qualities. I am referring to the qualities that the victim has (intelligence, talent, strength, predisposition, brilliance, success) and that the harasser cannot achieve due to these distinctive qualities. He desires that innate quality of the victim by any means necessary. Attacks motivated by hatred towards racialized people, homosexuals or women are also common. In the case of the latter, "they may suffer sexual harassment in their jobs."

     Regarding the profile of the victim, no one is safe from suffering harassment at work, although there is often talk of traits that harassers prefer in the individuals who are the object of their attacks. Thus, harassers, who generally have an aggressive style, look for victims with a passive style, since they prefer not to have to deal with more assertive workers who set limits and ask for help quickly. They know that those who have poor social skills, are more submissive and avoid conflicts have more difficulties asking for help from other people. The latter are the perfect target for the perpetrator, being able to overwhelm his mission with impunity.

       Other substantial characteristics of subjects who may suffer from mobbing: They are people with a high sense of responsibility, brilliant in their area of work, who present some traits of vulnerability or who point out or question some norms.

KEYWORDS.

MOBBING, HARASSMENT, VICTIM, VICTIMARY, OUTSTANDING PROFILES, CAPITAL SIN.

 

II-CONSECUENCIAS DEL ACOSO EN EL TRABAJO ANTE COMPORTAMIENTOS SOBRESALIENTES.

       Las consecuencias psicológicas, patológicas y físicas del acoso psicológico en el trabajo sobre la víctima son auténticamente devastadoras.  Son algunas de las múltiples posibles molestias, síntomas y patologías que pueden aparecer durante e inclusive después de la relación laboral: pesadillas, ansiedad, ataques de pánico, insomnio, problemas digestivos, falta de concentración, sudoración, ansiedad. Bulimia, anorexia, Temor, desconfianza.

        En el plano profesional, afecta directamente en el rendimiento del acosado, que se puede enfrentar a dificultades para desempeñar correctamente su trabajo, encontrándolo suficiente dificultad ara su desempeño. En otros casos, el acoso hará que la persona decida abandonar su puesto y buscar otro trabajo., esto último depende las posibilidades que tenga el acosado a insertarse en otro ámbito de trabajo en condiciones económicas similares o con sustancial mejora. Una forma de violencia discriminatoria hacia una determinada persona por parte de sus superiores o el resto de sus compañeros es  una problemática que afecta por igual tanto a hombres como a mujeres, sin contemplar edades y pudiendo ocasionar severos daños psicológicos. Cabe aclarar en este punto que se comparte la idea de amplitud en la definición de este tipo de situación abusiva, es decir,  por acoso en el lugar de trabajo cualquier manifestación de una conducta abusiva y, especialmente, los comportamientos, palabras, actos, gestos y escritos que puedan atentar contra la personalidad, la dignidad o la integridad física o psíquica de un individuo, o que puedan poner en peligro su empleo, o degradar el clima de trabajo. También es frecuente sufrir somatización: entumecimiento o insensibilidad en las extremidades o en los labios, fatiga continua, náuseas, vómitos, dolores torácicos y musculares, temblores, dificultad para dormir Se padecen ciertos sufrimientos a nivel psicológico, la salud mental de la persona acosada se ve realmente dañada. Es común desarrollar depresión o ansiedad, con sentimientos de fracaso, impotencia, frustración y baja autoestima", que muchas de estas alteraciones se incluyen en el denominado síndrome de estrés por coacción continuada -parecido al síndrome de estrés postraumático- en el que la víctima suele recordar las vivencias de ataques, amenazas o agresiones, con la sensación de estar siempre en el punto de mira del acosador, esperando a que este vuelva a atacar de nuevo.

III-COMPORTAMIENTO DEL HOSTIGADOR.

       En los contextos organizacionales podrían desestabilizar a cualquier persona, pero no cualquier persona es un posible acosador o en su defecto uno en potencia. Determinados perfiles psicológicos están más dispuestos que otros a que ello suceda[3] .

      Profesionales de las ciencias de la psiquis que se han ocupado cabalmente  de investigar acerca del tema de la personalidad del acosador: Personalidad psicopática o antisocial[4]; Personalidad sociopática agresiva, Personalidad paranoide[5]; Personalidad maligna[6]; Mediocridad inoperante activa[7]., Personalidad narcisista[8], concluyen que las causas que mueven a los agresores a comportarse de manera destructiva son variadas y coincidentes puesto que, en su gran mayoría, se trata de sujetos cuya niñez ha sido marcada por vínculos precarios en cuanto a estabilidad y sensibilidad emocional; niños maltratados o tratados con poca empatía[9].

       Los acosadores, suelen ser personas que presentan rasgos de personalidad narcisista, dominante, psicopática y/o paranoide; perversos por naturaleza[10]

       Los rasgos de la personalidad narcisista[11] los comparten casi todas las personas y que no se trata de rasgos patológicos. Por otra parte, menciona que todos los individuos han manipulado alguna vez en el transcurso de la vida a alguna persona, con el objetivo de obtener una ventaja o beneficio y han sentido alguna vez odio, desprecio hacia otro sujeto, pero que la que diferencia con los individuos perversos es que, en el común de la gente, esos comportamientos y esos sentimientos son únicamente reacciones pasajeras que producen remordimientos, malestar y sentimiento de culpa, mientras que la noción de perversidad implica una estrategia de utilización del otro y luego una estrategia de destrucción del otro, sin que se produzca ningún sentimiento de culpa ni remordimiento.

       La personalidad narcisista se encuentra asociada a conductas egoístas, personas con rasgos de grandiosidad, egocéntricas, con la necesidad de ser admiradas, intolerancia a las críticas, falta de interés, preocupación y empatía hacia los demás. El narcisismo se vale de las emociones ajenas para ejercer el control y para ello, puede mostrarse amable y seductor al inicio. Poco a poco, se observa, cómo varía su personalidad y sus intenciones. Hay muchas personas que tratan de crear una relación con otros individuos buscando un beneficio propio con el cual cubrir sus necesidades. Estas tienen en su mente la creencia de que son superiores al resto y que, por ello, son merecedoras de una mayor atención. El narcisismo se define como la devoción a la propia imagen. Este se trata de un trastorno de personalidad en sí, el trastorno de personalidad narcisista, no de un rasgo como tal y, se caracteriza por el propio egoísmo, donde las personas tienen en mente que todo se les está permitido. Las personas con dicho trastorno requieren hacia su persona un elevado grado de atención y admiración por el resto de individuos que les rodean. Carecen de empatía ya que no se preocupan en absoluto por las necesidades de los demás. Sin embargo, al igual que en el egocéntrico, poseen una autoestima frágil. Los perversos narcisistas[12], utiliza el vínculo familiar, profesional o sentimental para someter al otro. Necesita de esta proximidad para ejercer su influencia y no permite que su víctima se aleje de él. Es frío, no conoce la culpabilidad y no duda en culpabilizar a los demás. Puede ser celoso e infiel. No soporta ser blanco de las críticas, pero critica sin cesar. Descarga su rabia y sus miedos sobre el otro. Si siente angustia, rápidamente hace experimentar al otro la misma emoción. Para crecerse se alimenta de la imagen de su víctima: cuanto más la menosprecia, más fuerte se siente. No cuentan con la capacidad para ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones. Son incapaces de sentir tristeza, experimentar un duelo o reacciones depresivas. Son personas movidas por sentimientos de codicia, no toleran que otros tengan o disfruten algo que a ellos les falta, sienten envidia ante personas más asertivas[13]. Así, el éxito ajeno les representa una amenaza que no pueden manejar, generando en ellos una envidia que los mueve a actuar de forma malintencionada, desleal, desencadenando una serie de conductas destructivas hacia la persona que les representa un obstáculo, es decir, la víctima[14]. El narcisista, busca acceder a posiciones de poder, sea como sea y utilizando cualquier medio para alcanzarlo. Dejando su parte afectiva de lado, logra funcionar de manera práctica, racional y operativa, lo que concuerda perfectamente con las exigencias actuales de muchas empresas[15]. Debido a su fragilidad, no toleran los fracasos, necesitan siempre sentirse ganadores. Para ocultar su inseguridad proyectan su frustración sobre el otro -en este caso, la víctima- a quien rebajan, humillan, descalifican y controlan una y otra vez, siendo su fin último el asesinato psicológico de la misma[16], el patrón general del comportamiento de un jefe narcisista, presenta -entre otras- las siguientes características:
-           Pensamientos o declaraciones de autovaloración: Pretende aparecer como el único trabajador de la empresa que está capacitado para hacer su trabajo.

-           Relatos fantásticos de grandes proyectos realizados, omitiendo mencionar contribuciones realizadas por otros. El mérito es siempre propio.

-           Menosprecio respecto a la evaluación que sus superiores realizan acerca de su trabajo (nadie está a su altura como para evaluarlos).

-           Falta de cumplimiento respecto a las normas establecidas por la organización para la cual trabaja (son cumplidas solo de forma aparente, ya que los sujetos narcisistas se sienten por encima de las nomas planteadas).

-           Sentimientos de ser el único imprescindible: se considera la pieza clave del desarrollo y el crecimiento de la empresa para la cual trabaja. Se siente único e imprescindible.

-           Reclamo de atención permanente.

-           Envidia hacia los demás. No permite que otros colegas se destaquen y bloquea, siempre que esté a su alcance, el crecimiento y ascenso de aquellos a quienes considera una amenaza.

-           Pensamientos autorreferenciales.

-           Pánico al riesgo y/o al fracaso.

        Los acosadores con personalidades psicopáticas, son quizás los más difíciles de identificar ya que si bien son sujetos tóxicos y dañinos, están perfectamente integrados a la sociedad y su comportamiento esta naturalizado dentro de las organizaciones para las cuales trabajan[17], señala que la respuesta afectiva deficiente hacia otros individuos es lo que explica el comportamiento antisocial de los psicópatas; su síntoma básico. Asimismo, menciona las siguientes características clínicas como propias de la personalidad psicopática: poseen un encanto externo y notable inteligencia; inexistencia de alucinaciones y otras manifestaciones del pensamiento irracional; ausencia de nerviosismo; son indignos de confianza; son mentirosos; no presentan sentimientos de culpa ni vergüenza; tienen una conducta antisocial sin aparente remordimiento; razonamiento insuficiente y falta de capacidad para aprender de la experiencia vivida; egocentrismo patológico e incapacidad para amar; reacciones afectivas prácticamente nulas; pérdida específica de intuición; irresponsabilidad en las relaciones interpersonales; comportamiento fantástico[18]; entre otros.

        Son personas que, aunque aparentan expresarse de modo común y corriente, no cuentan con la capacidad de experimentar emociones. Si consideran necesario manifestar algún tipo de emoción, la simulan. Son manipuladores, y logran de esta forma que las personas realicen lo que ellos pretenden, teniendo la sensación de que es lo que quieren realmente. Son absolutamente conscientes del daño y sufrimiento que provocan en los demás, simplemente no les importa ni se hacen cargo del mismo, pudiendo ser sumamente hostiles. Pretenden, al igual que los acosadores narcisistas, llegar a ocupar posiciones de poder, sin importarles cómo[19] , los "psicópatas organizacionales"[20] llevan a cabo la escalada al poder en cuatro fases:

1) Entran en la organización,

2) Evalúan la situación, las posibilidades de ascenso y las tácticas a utilizar,

3) Manipulan la comunicación; y

4) Por último, confrontan. Es en esta última fase donde se concreta el acoso y el psicópata despliega toda su violencia moral.

        El psicópata es fiel a sí mismo hasta la idolatría[21]. La infidelidad hacia los otros, es un mero efecto colateral y acorde con sus objetivos.

        El acoso laboral, también conocido como mobbing, es un fenómeno que puede darse en el trabajo. Ocurre cuando un acosador (o acosadores) ejercen violencia (generalmente psicológica) de manera repetida sobre una o varias víctimas.

       Las consecuencias para la persona que recibe el acoso son devastadoras, pues el mobbing no solamente le provoca un intenso malestar (tristeza, ansiedad, insomnio, etc.), sino que, además, suele destruir la reputación de ésta.

       El acosador laboral sus características trascedentales son:

1. Mentiroso

El acosador laboral es más propenso a decir mentiras y a modificar la verdad para acusar a la víctima de todos los males incisivamente. Se trata de una persona que se encuentra muy cómoda en la mentira, mentiroso por naturaleza, y se caracteriza por una personalidad en la que proyecta una imagen absolutamente falsa de sí mismo.

2. Encantador

Al ser mentiroso, fácilmente engaña a los de su alrededor, trabaja sobre la manipulación y el convencimiento. Es por eso que puede parecer encantador al principio, pues esconde su real y verdadera personalidad.

3. Falsa apariencia de seguridad

     Los acosadores laborales pueden aparentar cierta seguridad en sí mismos; sin embargo, esconden una muy baja autoestima. Por eso, en parte, realizan el mobbing, para compensar carencias en este sentido.

4. Controlador y vengativo sin escrúpulo.

     Los acosadores laborales suelen ser personas controladoras y, además, son vengativas   inescrupulosas. Acostumbran a hacer la vida imposible a quien se les cruce en el camino, sin ningún tipo de sensación de culpa.

5. Crítico

     Suele ser crítico con los demás, y atacar los puntos débiles de éstos, hiere más punzantemente sobre la herida, gozando el sufrimiento. Estas críticas nunca son constructivas, sino dañinas y dirigidas a causar malestar.

6. Irritable

     Aunque aparente ser una persona amable, todo es irreal apariencia. En realidad, es fácilmente irritable, que esconde una gran ira en su interior.

7. Incapaz de hacer autocrítica

     Pese a que los acosadores suelen ser personas críticas con los demás (siempre de manera destructiva), no son personas que hagan autocrítica. Al contrario, proyectan sus fracasos en los demás y los utilizan como chivos expiatorios.

8. Violento

     Estas personas suelen ser violentas. En gran parte porque se sienten frustradas y esconden una gran rabia en su interior.

     Más rasgos de personalidad, interminable cúmulo de malestares dentro de su personalidad.

     Se extrajo aún más detalles del perfil de acosador laboral el mismo se puede ampliar como[22]:

1. Perverso

     Se lo denomina un ser perverso, con rasgos narcisistas., busca por todos los medios apropiarse de la imagen de la víctima y reflejar la suya propia en ésta.

2. Siente placer al ver a otro sufrir, más sufrimiento, más placer.

       El acosador siente un gran placer al ver a la víctima humillada y disfruta del sufrimiento del otro.

3. No tiene remordimientos de ninguna especie.

     Es sumamente cruel y no le importa el dolor de la víctima en absoluto. No siente culpa porque disfruta actuando así., lo hace con malignidad.

4. Baja autoestima

    Tiene un gran complejo de inferioridad que es consecuencia de su baja autoestima. Intenta aumentar su propio valor a través de los ataques hacia la víctima.

5. Falta de empatía

     La empatía es capacidad de ponerse en la piel de los demás. El acosador laboral tiende a no ponerse en la piel de otras personas.

6. Niega la realidad

     El acosador utiliza mecanismos de defensa como negación[23] de la realidad.

7. Proyecta en la víctima sus errores.

     Otro mecanismo de defensa que utiliza el acosador es la proyección, pues proyecta sus errores en la víctima.

      Los acosadores con rasgos de personalidad paranoide, tienen como característica el querer controlarlo todo, la desconfianza. Personas con baja tolerancia al rechazo y/o a opiniones contrarias a la suya: Perciben las discrepancias como un ataque personal por lo cual pueden tener conductas desafiantes ya que interpretan que deben defenderse. Normalmente, suelen tener sentimientos de superioridad hacia el resto de las personas.

      Personas con escasas herramientas para gestionar el estrés en situaciones de conflicto que suponen cierto grado de tensión: Si se sienten humillados, pueden reaccionar con acciones basadas en las amenazas y en la culpabilidad para hacer sentir mal a la otra persona.

     Personas que utilizan la sensación de poder como una estrategia para reducir sus sentimientos de inferioridad e inseguridad: Empleando el poder de forma negativa se sienten más fuertes ya que tienen la posibilidad de eliminar cualquier amenaza percibida.

     Presentan una personalidad basada en la obsesión: Los individuos que presentan un carácter obsesivo tienen una inmensa necesidad de dominar, controlar y clasificar. Suelen apegarse a los detalles, a menudo en detrimento del resultado final. Quieren que las cosas se hagan de una manera determinada y no de otra. Tienen un carácter tozudo, obstinado y de un autoritarismo rígido sin permitir sugerencias u otras opciones. Aceptar otras maneras de pensar lo pueden percibir como debilidad y/o cuestionamiento.

     Personas con una personalidad narcisista: Son personas frías, calculadoras y carecen de empatía. Son fuertes en habilidades para seducir y convencer a aquellas personas que les interesa para proteger su territorio y que se pueden convertir en posibles víctimas. Saben utilizar para su provecho el vínculo de la subordinación que les permite esclavizar al otro.

     Pueden presentar rasgos de una personalidad paranoide caracterizada por mostrar actitudes de desconfianza injustificadas: Además, pueden mostrar oscilaciones bruscas en su estado anímico ya que perciben determinados comportamientos de otras personas con una intención dañina manifestándose en conductas agresivas como forma de defensa.

     Emplean la mentira compulsiva y sistemática para conseguir sus objetivos: En muchas ocasiones pueden llevar una doble vida fingiendo ser personas honestas, fiables y leales en diferentes ámbitos: vida privada, social y profesional. Para ello, la manipulación es su máxima competencia.

     Provocan en sus víctimas el sentimiento de culpabilidad: Consiguen hacer creer a su víctima que es la culpable, lo cual les reporta muchos "beneficios" en su proceso de hostigamiento. Les facilita enormemente la manipulación psicológica a la que someten a su víctima.

     Para dar una buena imagen de sí mismos se suelen expresar a través de un discurso con contenidos morales exhibiendo sus valores morales y éticos: Este tipo de discursos hacen referencia a un discurso megalómano y mesiánico. Suelen tener habilidad retórica pero su discurso es muy abstracto, no son capaces de ser concretos y cuando lo intentan pasan al extremo de los detalles insignificantes.

     Presentan una autoestima deteriorada sintiendo envidia hacia las personas que tienen aquello que ellos desean: Son muy pesimistas y la vitalidad de los demás le señala sus propias carencias. Para aumentar su autoestima necesitan destruir y conseguir que sus víctimas se rebajen y exalten sus supuestas cualidades. En sus relaciones de pareja, suelen unirse a personas positivas para poder vivir de ellas emocionalmente haciéndolas sentir mal de manera progresiva. Normalmente se autoclasifican como personas de alto estatus social o intelectual rodeándose de personas compatibles a sus valores. En el trabajo consiguen que los demás les hagan el trabajo. Son incapaces de realizar tareas que otros harían sin la menor dificultad. En el origen del acoso moral, el miedo a que el otro -en este caso, la víctima- resulte ser nocivo, suele ser muy común. Así, desconfían de ella, esta se transforma en una amenaza permanente. Si es capaz, temen que les haga sombra, si es demasiado honesto, les inquieta. La víctima se convierte así en una persona sospechosa desencadenando en el acosador, conductas hostiles hacia ella[24] ataques preventivos[25]. Los acosadores paranoides no pueden evitar interpretar como malintencionados todos los comportamientos de quienes los rodean, reaccionando instintivamente de forma agresiva ante sucesos diversos que otras personas calificarían como exentos de malas intenciones o a lo sumo, neutros. Así desarrolla una serie de barreras defensivas, destacándose su obsesión por controlar los movimientos y el comportamiento de sus subordinados[26]. Las características de personalidad de los agresores van a influir en que lleven procesos de acoso. Es importante conocer cuál es el perfil de personalidad de las personas que comenten actos de acoso ya que, conociendo las carencias y fortalezas de un acosador/a, sus motivaciones, su forma de pensar y de sentir y por qué hace lo que hace, podremos desarrollar una serie de herramientas basadas en el conocimiento y en la comprensión y así, poder trabajar en la prevención y/o neutralización de sus ataques.

 

IV-VÍCTIMAS, EL VERDADERO SUJETO SOMETIDO A LA IMPUNIDAD DEL VIOLENTO.

      Quien resulta ser la víctima, es quien, teniendo como característica un fuerte sentido de responsabilidad y respeto por el otro, permite fácilmente identificar en el acosador la incompetencia para el desarrollo de las labores requeridas e, incluso, nefastas actitudes que lo caracterizan como un ser que desprecia lo positivo del otro[27]

      Si bien no se puede asegurar que exista un perfil psicológico determinado que predisponga a un individuo a convertirse en víctima[28], sí se encuentran algunas características comunes de riesgo: suelen ser personas muy competentes y que sobresalen del resto, altamente preparados, con mucha capacidad de trabajo, cooperadoras, solidarias, respetuosas, muy comprometidas, emotivas, sensibles y con una gran escala de valores, que se ve reflejada en su sentido de la justicia y la ética. Son autónomas e independientes, presentan conductas muy loables que son, junto con el resto de las características mencionadas, las que generan la molestia, por ende, el detonante para las conductas del acosador[29] 

      En esto, concuerda al mencionar que las víctimas suelen ser personas perfeccionistas[30], muy centradas en su trabajo, que desean ser impecables. Se quedan hasta muy tarde en la oficina y no faltan nunca. Los norteamericanos utilizan el término "workaholic" (adicto al trabajo) para señalar claramente que se trata de una forma de dependencia. Y, si bien dicha dependencia está ligada a una predisposición del carácter de las víctimas, no deja de ser una consecuencia del dominio que la empresa ejerce sobre ellas.

     Estas personas se enfrentan habitualmente a la jerarquía, frente al autoritarismo e incongruencia; sin embargo, a medida que avanza el acoso, las víctimas, cada vez más vulneradas, pueden sentir miedo de perder su trabajo y terminan obedeciendo al acosador[31].  Estos corren mayor riesgo de ser víctimas aquellas personas con baja autoestima, retraídas, poco asertivas, con mayores niveles de ansiedad y más sensibles[32]  habla de rigidez y paranoia en las personas acosadas, mientras que Mathiesen y Einarsen (2001), señalan que quiénes sufren el acoso moral son más vulnerables al mismo, reaccionando de una manera más sensible que otros trabajadores frente al mismo tipo de comportamientos[33]  que se clasifican en tres tipos, aquellos individuos en riesgo de convertirse en víctimas:

1) los "Envidiables", que son los trabajadores que se destacan dentro del grupo por ser brillantes y/o competitivos dentro del mismo (o al menos así lo considera quien pretende ser jefe o se siente líder entre sus compañeros),

2) los "Vulnerables": trabajadores muy cumplidores, con características de personalidad dependiente, aquellas personas que necesitan aprobación casi permanente.

3) los llamados "Amenazantes": trabajadores realmente eficaces, muy independientes en su manera de pensar, en sus criterios; que cuestionan o critican sin problema alguno las injusticias, el proceder corrupto y las normas implícitas -es decir, no formales, las no escritas.

       Por su parte, Leymann (1990, 1996) considera irrelevante la personalidad de las víctimas como causa del acoso; atribuyendo el origen de este último a factores organizacionales (Einarsen, 1999; Hirigoyen, 2014).

      Independientemente de la personalidad de la víctima y de sus características, ésta puede ser afectada por el exceso de exigencias psicológicas, por las limitaciones o falta de oportunidades de desarrollo en el trabajo, por el tipo de liderazgo y el clima en general de su entorno socio-laboral. Así, resulta sumamente importante determinar si la organización contiene sistemas tóxicos que repercuten negativamente en los trabajadores o no.[34]

      Son "dramáticas"[35] las consecuencias del mobbing[36] sobre la salud de quienes lo padecen. Sus efectos inciden de forma directa sobre la personalidad y la salud mental del trabajador. Al destruir la personalidad del mismo, el acoso moral favorece la aparición de trastornos tanto psicológicos como psicosomáticos en ciertas ocasiones irreversibles y, al tratarse de un proceso evolutivo, cuanto más se prolonga en el tiempo y cuanto mayor es su frecuencia e intensidad, mayor es el daño sobre la salud de la víctima[37].  Los efectos del acoso, varían también según las estrategias personales de afrontamiento de la víctima[38]. El daño psicológico que se produce en las personas afectadas, es el resultado del padecimiento de conductas y estrategias de acoso laboral, toleradas durante un largo período de tiempo. Es el efecto acumulativo lo que termina por romper la resistencia psicológica de las personas acosadas, generando en ellas un estado de indefensión que no existía previamente[39]

      En un principio, los síntomas que aparecen son muy similares a los de un cuadro de stress intenso: cansancio, problemas de sueño, migrañas, dificultades digestivas, tensión muscular, ataques de llanto, ansiedad, irritabilidad, así como cambios conductuales que pueden llevar al consumo de alcohol, tabaco u otros fármacos; sin embargo, los mismos se irán intensificando con el correr del tiempo, afectando de manera significativa el funcionamiento cotidiano y el bienestar emocional y capacidad profesional de las víctimas[40]. Las víctimas de acoso[41] suelen negar la agresión recibida, motivo por el cual, reprimen sus emociones, dando lugar así a la desestabilización de su sistema endocrino-metabólico, generando enfermedades orgánicas y trastornos psicosomáticos[42] . Estos últimos son variados, a saber: pérdida o aumento de peso, trastornos digestivos (úlceras, vómitos, gastritis), enfermedades dermatológicas, problemas cardíacos, dolor abdominal, así como enfermedades graves[43]. En cuanto a las consecuencias psicológicas, se ha constatado que las víctimas de acoso presentan un nivel significativo de ansiedad y depresión, además de trastornos del sueño, hipervigilancia, irritabilidad, perdida de concentración, ataques de pánico, apatía, pérdida de deseo, impotencia, frustración, tristeza, sentimientos de inseguridad y desvalorización, llegando, incluso, a tener ideas suicidas[44] . (Puigcerver, Mateo, Martínez, Badía, Romero, Lagarda & Ranf, (2006) señalan que los efectos sobre la salud psíquica y física de la persona acosada dependen del nivel de gravedad del acoso recibido, y consideran los siguientes tres niveles:

Nivel 1: En este nivel de gravedad menor, la víctima se resiste y logra escapar en las primeras etapas del acoso al que está siendo sometido. Es rehabilitado en la misma empresa o por alguna otra persona, registrando los siguientes efectos: llanto, problemas ocasionales para dormir, irritabilidad y carencia de concentración.

Nivel 2. En este nivel la víctima no logra resistir, ni escapar rápidamente de la situación de acoso, sufriendo ocasionalmente problemas físicos y mentales y tiene dificultades para reincorporarse al mundo laboral, registrándose los siguientes efectos: presión sanguínea elevada, problemas recurrentes para conciliar el sueño, problemas gastrointestinales, problemas de concentración, problemas de peso (ya sea por aumento excesivo o pérdida del mismo), depresión, abuso de alcohol o drogas, la evitación del lugar de trabajo y la aparición de miedos.

Nivel 3. En este nivel, a la víctima le resulta imposible reincorporarse al trabajo. Los daños físicos y psíquicos son tales, que la rehabilitación parece poco probable a menos que se aplique un tratamiento especial. Algunos de los efectos registrados son: depresión grave, ataques de pánico, problemas cardíacos (incluso infartos), enfermedades graves; accidentes, violencia dirigida a terceros, incluso intentos de suicidio.

     Así, la excesiva duración y exposición a una situación de mobbing puede provocar patologías graves y/o incluso agravar de forma significativa problemas preexistentes[45]

     Algunas de las víctimas[46] pueden llegar a desarrollar también un Trastorno por Estrés Post-traumático. Se han encontrado, de hecho, correlaciones significativas entre la cantidad de estrategias de acoso psicológico que percibe la víctima y la presencia de sintomatología del TEPT (Rosario, Rovira Millán, Pons Madera, Rodríguez y Cordero, 2016).

     Las características del trastorno por estrés post traumático[47] en los siguientes tres apartados:

1)        Imágenes Intrusivas: la situación que provoca el trauma es revivida una y otra vez por la víctima provocando el la misma un malestar psicológico agudo. Durante el día en forma de flash-backs y durante la noche con pesadillas.

2)        Evitación: La víctima realiza un esfuerzo extraordinario por evitar todo aquello que le recuerde a la situación traumática. En el caso del mobbing[48], es sumamente difícil ya que al tener que asistir al trabajo, esto resulta prácticamente imposible, ya que o se encuentra con el acosador o el contexto mismo le hace revivir el/los hechos. Es por esta razón que un porcentaje importante de las víctimas de acoso moral en el trabajo, no pueden regresar al mismo, prefiriendo dejar de trabajar, a pesar de las consecuencias que esto puede generar. Terminan por abandonar su trabajo (luego de una licencia por enfermedad prolongada, por una jubilación anticipada o incluso por un despido). Asimismo, una vez alejados de su trabajo, pueden revivir el hecho, ya que a veces, el solo hecho de escuchar el nombre de la empresa o del quién los acosaba, les desencadena nuevamente toda la sintomatología de angustia; pudiendo en casos graves, desarrollarse una fobia que concluye en la "desinserción laboral".

La evitación, puede ser también emocional y afectiva.

3) Hiper activación: Se refiere a los síntomas de hipervigilancia, pérdida de memoria y concentración, irritabilidad, problemas de sueño y reacciones de sobresalto exageradas.

      La prolongación en el tiempo, es otra característica del trastorno por estrés post traumático. Los síntomas permanecen, siendo muy difíciles de curar. Los recuerdos de la violencia recibida, lejos de desaparecer y/o expresarse verbalmente, se manifiestan en imágenes intrusivas, en pesadillas, siendo las mismas desagradables[49]

      Si bien estos síntomas aparecen y han sido observados en personas que han padecido el acoso moral en el trabajo, hay quienes cuestionan el diagnóstico de estrés post traumático en dichos casos, debido a que el primer criterio que establece el DSM IV no resulta aplicable al mobbing[50].  Mientras el acoso moral en el trabajo se caracteriza por la repetición y su frecuencia en el tiempo.

      En relación a las consecuencias sociales del mobbing, Sicardi, Filippi y Ferrari (2017), señalan que el gran malestar padecido por la víctima se hace extensivo a sus familiares, a sus amigos, a sus vínculos personales en general, afectando así la inclusión social del individuo.

      Debido a los trastornos que comienza a tener la persona acosada en su conducta social (agresividad, irritabilidad, hipersensibilidad, aislamiento, susceptibilidad) aumentan el malestar y los conflictos en sus relaciones familiares ya que proyecta su frustración e indefensión sobre ellos, comienza a dejar de lado responsabilidades y compromisos sociales, retrayéndose de su entorno[51] Hernández & Mishell (2016) mencionan que debido a la humillación y a la vergüenza que le ha generado el acoso, el individuo, en vez de refugiarse en su entorno familiar o amistades, se aísla de todas aquellas personas que podrían brindarle ayuda, destruyéndose progresivamente, muchas veces hasta la muerte.

      El maltrato recibido destruye la autoestima de la víctima de forma insidiosa. Degrada, paulatinamente, el sentimiento de identidad y vuelve temible y repleto de incertidumbres al mundo en el que la persona debe vivir[52] .

      Aunque es común pasar por un breve estado de ansiedad o depresión después de dichos eventos, las personas que sufren de trastorno de estrés postraumático siguen "volviendo a vivir" el trauma; evitan a las personas, los pensamientos o situaciones relacionadas con el evento y tienen síntomas de emociones excesivas. Las personas con este padecimiento sufren estos síntomas durante más de un mes y no pueden llevar a cabo sus funciones como lo hacían antes del suceso traumático (Barlow, 2002).

      El TEP puede presentarse en cualquier edad y venir acompañado de depresión, de abuso de substancias químicas o de ansiedad. Los síntomas pueden ser ligeros o graves; las personas se irritan fácilmente o suelen tener violentos arranques de cólera o de mal humor. En casos severos, los afectados presentan dificultad para trabajar o socializar. En general, los síntomas pueden ser peores si el evento que los ocasiona fue obra de otra persona.

 

V-CONCLUSIONES.

        La implementación de mecanismos de resolución de conflictos, toda vez que el mobbing siempre está vinculado a una relación interpersonal. Por ello, se podría capacitar a determinados trabajadores para que puedan cumplir el rol de mediadores en las disputas que se presenten. Cabe consignar que si se trata de un caso donde el acosador es un psicópata organizacional o un narcisista perverso, es muy poco probable esperar de él una actitud cooperativa, y por ende la mediación o negociación fracasará, ya que su único interés es perjudicar a la víctima del acoso hasta lograr su abandono. Por ello, se considera que la mediación es particularmente aplicable en las fases tempranas de aquellos casos en los que el acoso se origina como consecuencia de conflictos interpersonales no resueltos, o en los que se traten episodios aislados de maltrato, por parte de determinados individuos que ocupen cargos intermedios y que puedan ser "llamados al orden" por la propia organización.

        El "Mobbing" o acoso moral en definitiva apunta al hostigamiento, agresión o acoso psicológico que una persona recibe en su lugar de trabajo de parte de una o más personas, con la intención de perjudicarla y de que termine abandonando su lugar de trabajo. Implica todas aquellas conductas que atentan contra la dignidad y la integridad del individuo y se caracterizan por ser repetidas y sistemáticas. Es una forma de violencia muy difícil de advertir ya que se produce de manera dosificada y soslayada. Es absolutamente destructivo para la persona que lo padece, y para la organización en la cual se lleva a cabo. Teniendo en cuenta la gravedad del problema, las consecuencias devastadoras que el mismo tiene en las personas que lo padecen, en las organizaciones y cómo impacta en la sociedad en general, resulta fundamental llevar a cabo medidas preventivas. Esa enorme responsabilidad le compete a las organizaciones. Los programas deberán adecuarse a cada organización y variarán según la cultura de la misma, teniendo en cuenta, siempre, como premisa fundamental, la no aceptación del acoso laboral en ninguna de sus formas.

 

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[1]Dra. Paula Fabiana Romano. Abogada egresada de la Universidad de Morón. Doctora en Ciencias Jurídicas y políticas. Tesis doctoral  "Incertidumbre jurídica en torno al estatuto y derechos del embrión humano crio- conservado, efectos y propuestas en términos de derechos humanos". Especialista en Familia por la Universidad de Buenos Aires. Diplomada en discapacidad por la Universidad de Buenos Aires. Diplomada en Familia y Sucesiones por la Universidad de Buenos Aires. Escribana Pública. Diplomada en Derecho Societario de la Universidad Notarial Argentina. Miembro del Instituto de Derecho Tributario del Colegio de Abogados de Morón, autora de publicaciones digitales para Argentina. Publicaciones a nivel Nacional como Global.  Ponencia en Red de Derecho América Latina y el Caribe. Publicaciones en la Revista Iberoamericana de Derecho, Cultura y Ambiente.  REVISTA de Cultura de Paz e Direitos Humanos. UNIOSASCO. Miembro del consejo de redacción de la revista de Derecho Público IJ Ediciones., "International Legal Group" indexada a Latindex. Publicaciones académicos científicos en la revista LEXITUM,  Venezuela.  Autora de publicaciones digitales para Argentina, Latinoamérica y Europa. ORCID:0009-0005-9448-6906

[2] El término mobbing fue utilizado por primera vez por el zoólogo Konrad Lorenz para describir el "ataque" que realiza un grupo de animales que generalmente acosan minuciosamente a un miembro del grupo para alejarlo. Luego el vocablo fue acuñado por Heinz Leyman quien en un Congreso de Higiene y Seguridad en 1990, utilizó el término para describir actos de violencia acaecidos en el ámbito laboral.

[3] (Hirigoyen, 2006).

[4] Adams y Crawford 1992

[5] Baumeiester, 1996 Field 1996

[6] Peck 1998

[7] González de Rivera, 2000

[8] Hirigoyen 2000

[9] (Leymann, 1996; Millon, T., & Davis, R. B, 1998; Cabbaco, 1999; Zapf, D., 1999; Beguy, 2003; Quiroga, 2006; Elsa Wolfberg, 2009; Pérez, B.E & Fernández, M.L, 2012)

[10] (Piñuel, 2001, 2003; 2013; Cardona & Ballesteros, 2005; M.F Hirigoyen, 2006, 2014; Barbato, 2009; Escobar Marín, M.A, 2016; Cadavid, A. Á., Toro, V. B., & Alzate, L, 2017).

[11] Marie-France Hirigoyen (1999, 2014)

[12] Jean-Charles Bouchoux, psicoanalista y psicoterapeuta francés de reconocido prestigio internacional, ofrece pistas seguras para que las víctimas contrarresten las tentativas de control y manipulación de «sus» perversos.

[13] (Kernberg, 1979; Millon, T., & Davis, R. B, 1998; Beguy, 2003; M.F Hirigoyen, 2014; Madrigal Ramírez, E., & Calderón Elizondo, J., 2015; Leeds, A. M, 2016; Mosquera, D., & Knipe, J, 2016).

[14] (Cabaco, 1999; Piñuel, 2001; Pérez, B. E., & Fernández, M. L., 2012; Ospina Cardona, R., 2013).

[15] (Beguy, 2003; Hirigoyen, 2006; Riquelme, A, 2006).

[16] (Piñuel, 2004; M.F Hirigoyen, 2006). De acuerdo a lo planteado por Piñuel (2013, pag 181

[17] (Hervey Cleckley (1941)

[18] (Beltri, R. T., & Fuentes, À. C., 2008; Hervey Cleckley 1941, citado en García, F. L., & Agustina, J. R., 2016, pag 73;).

[19] Schneider, K., 1980; Hare, R. D., 2003; Soliva, 2008; Esbec, E., & Echeburúa, E., 2011; Piñuel, 2013).

[20] Piñuel (2013

[21] Marietán (2017, pag 17)

[22] Hirigoyen en 2001

[23]Hirigoyen, M-F (2006). El acoso moral en el trabajo: distinguir lo verdadero de lo falso. Buenos Aires: Paidós.

[24] (Hirigoyen, 2006),

[25] (Piñuel, 2013).

[26] Piñuel, 2013; Cadavid, A. Á., Toro, V. B., & Alzate, L., 2017).

[27] (Urresta Tascón, M. M., 2013).

[28] Cardona & Ballesteros, 2005

[29] (Beguy, 2003; Piñuel, 2003; 2013; Díaz, 2007; Madrigal Ramírez, E., & Calderón Elizondo, J., 2015; Castañeda, E. C. G., 2016; Ovejero Bernal, 2016; Toro & Gómez Rubio, 2016).

[30] Marie-France Hirigoyen (1999)

[31] (Madrigal Ramírez, E., & Calderón Elizondo, J., 2015).

[32] (Einarsen, 1999; Farmer, 2011). Brodsky (1976)

[33] (Brodsky, 1976; Mathiesen y Einarsen, 2001, citados en González Trijueque & Delgado, 2008). Padial Ortíz & de la Iglesia Marí (2012)

[34] (Ferrari, Cebey, 2012).

[35] Heinz Leymann (1996

[36]  Leymann (1996) quien señaló que el estrés postraumático es probablemente el diagnóstico psicológico

para el 95% de los sujetos sometidos al mobbing

[37] (Arciniega, 2009; Segura Aguirre, Hernández Arista & Ballesteros Ayala, 2013; Hirigoyen, 2014).

[38] (Lazarus y Folkman, citados en Ceny & Trotta, 2010)

[39] (Piñuel, 2003; 2013).

[40] (Girardi, Mónaco, Prestigiacomo, Talamo y Tatarelli, 2007; citados en de la Torre Martí, M., & Rodríguez Carvajal, R, 2013; Moreno, Rodríguez Muñóz, Morante, Garrosa, Caravajal y Díaz García, 2008; Hirigoyen, 2014; Qureshi, M. I., Rasli, A. M., & Zaman, K, 2014; Rosario, Hernández & Millán, 2016).

[41] Charlotte Rayner (1999

[42] (Hirigoyen, 2014).

[43] Leymann y Gustafsson, 1996, citados en Ferrari, Fillipi, Cebey, Córdoba y Nápoli, 2013; Peralta, 2004; Hirigoyen, 2014).

[44] Leymann, 1990; Peralta, 2004; Arciniega, 2009; Farmer, 2011; Hirigoyen, 2014; G. Castañeda, 2016).

[45] (Meliá, Sempere y Romero, 2004).

[46] (Björkvist, 1994; Leymann y Gustafson, 1996; Einarsen, 1999; Piñuel, 2001; Mikkelsen, 2002; Walsh & Clarke, 2003; Matthiesen & Einarsen, 2004, Mangili 2005)

[47] Hirigoyen (2014, pag. 72)

[48] Hirigoyen (2001, p. 27)

[49] (Hirigoyen, 2014)

[50] (Rosario, Rovira Millán, Pons Madera, Rodríguez y Cordero, 2016).

[51] (Piñuel, 2003; Odetto, 2016).

[52] (Jauregui, 2011).

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